sábado, 22 de noviembre de 2014

Confesiones de una Blogger: The Love♥

Hola queridos lectores!
El día de hoy voy a hablarles sobre el amor. Esa sensación de maripositas en la panza que luego se transforman en mutantes feos y apestosos.
Siempre comienza igual, siempre pasa lo mismo: era todo perfecto hasta que se arruino. Lamentablemente mi situación actual no es la mejor. Para resguardar identidades, cosa que es innecesaria porque dudo que alguno de los protagonistas de mi vida amorosa lean esta entrada, voy a cambiar los nombres. Y para hacerlo as entretenido -pone cara de insinuación- voy a contarles en forma de cuento.

Erase una vez, en un reino muy lejano... 
Aaron y yo nos conocimos por medio de un amigo en común, lo reconozco, le hable primero. Soy conocida por mi personalidad sociable y carismática (solo aveces, porque tengo un mal genio terrible), por lo que dejé de lado mis medos y le hable por Facebook. Él es un chico hermoso o por lo menos para mi, tiene unos hermosos ojos azul intenso, unos hermosos cachetitos regordetes y una personalidad, aunque aveces histérica, adorable. Los días pasaban y nosotros hablábamos cada vez más y más. Primero eran temas comunes, tomamos confianza y empezamos a hacernos bromas, hasta que fuimos tiernos entre los dos: "Mi castaña preferida", "- me siento orgulloso. -¿Por? -Porque hablo con la chica más linda del mundo".
Esas frases me conquistaban, me hacía sentir tantas cosas hermosas dentro del corazón. Hasta que paso algo increíble, me enamoré. Lo quería demasiado, ansiaba salir del colegio solo para hablarle, para vernos, para hablar de cosas simples pero al salir de el parecían tener un muy alto valor. 
Todo iba tan perfecto hasta que el tuvo que viajar una semana, me dijo que me iba a extrañar y que si encontraba un momento me iba a mandar mensajes para contarme como iba todo. Viajo. Los mensajes prometidos nunca llegaron, pero lo que si llego fueron fotos con otras chicas. Quizás eran sus amigas, no se, pero me dolían. Cuando volvió todo fue diferente, las conversaciones eran tensas e incómodas, no sabía que hacer.
Le ofrecí salir a pasear, acepto mi idea y concordamos un lugar y una hora. Fui, ansiosa, quería saber si las cosas iban a seguir tensas si nos veíamos cara a cara. Pero el no llegó. Esperé media hora, sentada y sola. No me animé a mandarle algún mensaje o algo que le hiciera acordad de nuestra cita. Sé que algo de la culpa la tuve yo, pero ya había pasado y no podía hacer nada. Me sentí terriblemente mal, lo extrañaba, necesitaba hablar con él.
En la noche, luego de abrir el chat innumerables veces, me decidí y le envié: "Me encantó la caminata de hoy". Unas horas más tarde respondió un simple "Lo siento" y se terminó nuestra conversación, no volvimos a hablar. Nos cruzábamos por la calle y nos ignorábamos. 
Los días pasaron y podría decirse que lo olvidé.
Todo iba mejor hasta que una amiga, mi mejor amiga Andy, organizó una fiesta. Era un bonito salón de su casa, la ayude a ordenarlo todo: vasos rojos, manteles negros y grises, la música. Empezaron a venir nuestros amigos, gente no invitada, entre otros. Llegaron también dos de los amigos de Aaron: Louis y Kai. Louis es un hermoso chico de ojos azul intenso y Kay un simpático muchacho amante de la música. Debo decir que ambos eran amigos míos también, nos llevábamos genial.
Baile varias veces con Louis, bailes rápidos y divertidos, lentos en los cuales apoyé mi cabeza sobre su pecho, sencillos y cautivadores. Entre tantos bailes, bebidas y risas empecé a sentirme mareada y él lo noto, por lo que me llevó hasta una de las sillas y nos sentamos. Luego de un tiempo de charlas pasó su brazo sobre mis hombros y me recostó sobre su pecho mientras me hacía caricias en el cabello. Empecé a sentir sueño a pesar de la música estridente, me agarró de la mano y entrelazó sus dedos con los míos.
- Annie
Giré mi cabeza, lo miré a los ojos y me besó. Al principio fue algo tierno, delicado, pero después fuimos entrando en confianza y fue un beso más pasional. Nunca olvidamos que estábamos en una fiesta, con gente al rededor por lo que no nos descontrolamos. Me miró a los ojos y me sonrió. Volví a recostarme sobre él y sonreí instintivamente, pero la mirada dolida de Matt me hizo sentir pésimo.
Matt es un chico de mi curso, solemos hablar como amigos. Días antes de la fiesta confesó que gustaba de mi, que enserio me quería y quería intentarlo conmigo. Le dije que si quería ser algo más que solo amigos, debía pensarlo, no le dije que no pero tampoco que si. No se porqué lo hice si desde el principio supe que íbamos a ser amigos, no más que eso. Pero no me puse mal por eso, bueno si, un ratito estuve mal y me sentí una persona asquerosa; pero las caricias de Louis y sus besos en mi cuello me hicieron olvidar le asunto.
Aunque me sentía mejor, no quería pararme, me sentía increíblemente bien en los brazos de Louis. Andy me miraba a cada rato de manera acusadoramente divertida, yo solo le sonreía.
Días después, la fama que tenía Louis (de mujeriego impresionante) había sido cierta. Dejó de hablarme. PERO ALTO AHÍ, olvidé mencionarles el hecho más importante: Aaron me habló solo para molestarme y burlarse de mí con Louis.
Los días pasaron y con Aaron, a pesar de que parecía resentido porque besé a Louis, hablamos de nuevo. Los sentimientos afloraron nuevamente y ahora tengo el corazón hecho un lío

Esa es mi historia amorosa resumida de los últimos 7 meses. ¿Lamentable no?

miércoles, 22 de octubre de 2014

Oro y Plata

Hoy les voy a hablar acerca del segundo relato, es algo extenso en comparación a los demás. Pero vale la pena, completamente.
Oro Y Plata -  Emma Bull

“– Eres bruja –dijo el Rey de las Piedras –.  Interpretas símbolos y los haces, y los transformas en redes para captar la verdad con ellos. Esto es lo esencial de tu enseñanza: reconocer la verdadera naturaleza de una cosa. Aquí tienes unos símbolos; elige entre ellos. Escoge el mejor.
            Tendió primero una mano y después la otra.
            – ¿Plata u oro? ¿Derecha o izquierda? –lo oyó mofarse de ella otra vez –. ¿Noche o día, luna o sol, agua o fuego, creciente o menguante, hombre o mujer? ¿Me olvido de algo?
            Luna se enjuagó las lágrimas y miró los anillos con el seño fruncido. Eran unos simples aros de metal bruñido, no realmente anillos para adornar unos dedos. Círculos, completos en sí mismos, sin el menor deslustre de arañazo o mancha.
            Plata u oro. Extraídos de la tierra, forjados por el fuego, enfriados por el agua, penetrados por el aire. El oro era más escaso, la plata más dura, pero ambos eran metales puros. ¿Debería elegir lo menos común? ¿La dureza? ¿El color más claro? Pero el destello de ambos era brillante. ¿El color de la luna? Pero también había visto el satélite, bajo en el horizonte , tan dorado como un melocotón. Y la luz de la luna era la que reflejaba del sol, cuyo color era amarillo aunque brillara ardiente en el cielo, y cuyo metal era el oro. No había elección.
La sangre se le agolpó en las mejillas, y las manos enfundadas en guanteletes, con los dos anillos, flotaron ante su vista. Era cierto. Siempre lo había pensado así. Sus ojos se alzaron súbitamente hacia el rostro del Rey de las Piedras.
        Es una elección falsa. Son iguales.”

“– Luna -dijo de repente, con voz suave, como si fuera la primera palabra que pronunciaba. Sacó algo de su casaca y se lo tendió-. Esto es para ti. -Luego, con un tono más ligero, añadió-: Te sorprendería saber lo difícil que resulta encontrarlo cuando lo buscas. Así que pensé cogerlo cuando era la época y entregártelo prensado y seco, o de otro modo me encontraría con las manos vacías.
Ella miró fijamente el tallo recto y verde, el apretado racimo de flores azul oscuro, y percibió el tenue aroma dulzón a vainilla. Sus dedos se apretaron en la tela del delantal.
– Es heliotropo -consiguió articular.
– Sí, lo sé.
– ¿Sabes…? ¿Sabes lo que significa?
– Sí.
– Significa «amor».
– Lo sé -dijo Robin. Seguía mirándola a los ojos, como había hecho desde que pronunció su nombre, pero ahora asomó a su rostro cierta vacilación-. Un poco aplastado y seco, pero tuyo, si lo aceptas.
– Soy una bruja de aldea -repuso Luna en un tono más fuerte de lo que era su intención-. Y no tengo intención de dejar de serlo.
Robin esbozó una sonrisa; una sonrisa extraña y triste.
– No he dicho que tengas que hacerla. Pero la flor es tuya, la aceptes o no. Y desearía que la aceptases, porque se me empieza a cansar el brazo.
– ¡Oh! -Luna soltó el delantal y tendió las manos-. ¡Oh! ¿Es que no hay en este condenado jardín una planta que signifique «yo también te amo»? ¡Cielos!
Se arrojó en sus brazos, y él la ciñó entre ellos.
Érase una vez un reino llamado Hark Final, gobernado por un rey joven y apuesto, bueno y sabio, y, responsable del crecimiento de seis variedades nuevas de manzanas. Erase una vez, en ese mismo tiempo, una reina en Hark Final que resolvió la adivinanza de los anillos de plata y oro: que todas las cosas están unidas en un todo sin principio ni final, y que no puede existir la comprensión hasta que todas las cosas divididas se unan. No vivieron felices para siempre, pues nada vive eternamente; pero vivieron tantos años como es natural, y después pasaron juntos a la tierra donde los árboles florecen y dan fruto a un mismo tiempo, y donde las flores de primavera nunca se marchitan.”

Hoy no tengo tiempo, asi que nos leemos después

domingo, 19 de octubre de 2014

Homenaje a Tolkien: 19 relatos fantásticos

Rebuscando en mi casa, encontré en la biblioteca un libro violeta. Era de tamaño pequeño y muy llamativo. "Homenaje a Tolkien. 19 Relatos Fantásticos". Encontré solo el volumen dos. Es una selección de  Martin Greenberg de varios relatos que lo homenajean. 
Dentro de estos relatos y durante varias entradas, voy a hablar de los que mas me gustaron.


El mago - Charles Lint
“Se volvió para mirarla. Los ojos brillaban con una extraña luz bajo el ala oscura de su sombrero.
-Era un Árbol de Cuentos –explicó-. Quedan muy pocos, igual que quedan muy pocos como yo. Guardaba historias, todas las historias que el viento le traía que tuviesen algún valor, y con cada una de esas historias que oía, crecía.
-Pero siempre habrá historias –dijo Wendy, metiéndose a fondo en el ámbito de la conversación aunque no acababa de entender su relevancia en la situación presente-. Hoy en día se publican  más libros que nunca en la historia del mundo.
El mago la miró con gesto desabrido y volvió a señalar la biblioteca con el pulgar.
-Ahora hablas como él.
-Pero...
-Hay historias e historias –la interrumpió-. Las que tienen algún valor cambian tu vida para siempre, quizá sólo en cosas insignificantes pero, una vez  que las has oído, entrar a formar parte de ti para siempre. Las nutres y las trasmites, y difundirlas te hace sentirte bien. Las otras son sólo palabras en una página.
-Lo se –repuso Wendy.
Y, en cierto sentido, así era, aunque no era algo en lo que se hubiese parado a pensar en realidad. Más bien, era una especie de conocimiento instintivo que siempre había estado presente en su interior y surgía ahora en su consciente como si las palabras del mago lo hubiesen hecho salir.
-Ahora todo son máquinas –prosiguió el viejo-. Es un mundo... ¿cómo lo llaman? Ah, si. Un mundo de alta tecnología. Fascinante, desde luego, pero John cree que separa a mucha gente, que empobrece la experiencia del ser humano. Ya no hay sitio para las historias con trascendencia, y eso no está bien, porque las historias son parte del lenguaje de los sueños; no surgen de un escritor, sino de un pueblo. Se convierte en la voz de una nación, de una raza. Sin ellas, la gente pierde contacto consigo misma.
-Está hablando de mitos –señaló Wendy.
El mago sacudió la cabeza.
-No específicamente, no en el sentido clásico de la palabra. Tales mitos sólo son parte de la historia colectiva que está recogida en un Árbol de Cuentos. En un mundo tan pesimista como se ha vuelto éste, esa historia colectiva es todo cuanto queda para guiar a la gente a través de la creciente oscuridad que está invadiendo todo. Sirve para crear una sensación de tener facultad de elección, la posibilidad de permanencia escapando de la nada.
Ahora sí que Wendy empezaba a perder realmente el hilo de su argumento.
-¿Qué es exactamente lo que quiere decir? –preguntó.
-Un árbol de Cuentos es un acto de magia, de fe. Su existencia se convierte en una ratificación del poder que el espíritu humano puede tener sobre su propio destino. Las historias sólo son historias. Entretienen, hacen reír o llorar; pero, si tienen un fondo, llevan en si mismas una resonancia más profunda, que perdura mucho tiempo después que se haya dado vuelta la última página o  de que el narrador haya terminado de contar su relato. Ambos aspectos de la historia son necesarios para que tenga trascendencia.
Guardó un prolongado silencio y después añadió: -En caso contrario  la historia continúa sin ti.” 

Por más raro que resulte, esta historia me motivó a comprar un cactus. Al terminar de leerla, me quede pensando un rato, mirando a la nada. Las palabras del mago me quedaron dando vueltas por la cabeza, me hicieron pensar durante horas. Fue una sensación extraña, raramente cierta, lo que le dice a Wendy es cierto.
Una pregunta para  reflexionar: cuando nos juntamos con amigos o amigas, cuando estamos en reuniones familiares, o cuando estamos rodeados de personas ¿estamos con el celular, auriculares, o cualquier otro medio tecnológico? Esta tecnología nos separa, hablamos de cosas serias a través de los chats, nos contamos anécdotas divertidas y nos reímos frente a una pantalla. ya no hay contacto entre las personas, nos estamos perdiendo a nosotros mismos.
Debo admitirlo, yo también soy esclava de esta tecnología; yo también me aíslo en mi habitación, yo también me alejo.
Creo que es momento de recapacitar y ver realmente como estamos.
Para cerrar esta entrada les voy a contar una cosita que vi. Un día como cualquiera me voy a tomar helado, estaba sentada en una de las mesas de adentro de la heladería porque había mucho viento. Entra una pareja, o eso creo que era, de la mano; se veían muy tiernos juntos. el chico le da un beso en la mejilla a la chica y esta se sonroja y le sonríe. Piden un helado y se sientan en la mesa de al lado. 
La chica saca su celular y se pone a mirar algo. El chico le habla y ella solo responde monosílabos. Estuve sentada con mi helado por 20 minutos y, llámenme acosadora pero a situación me interesó, y la chica NO SOLTÓ SU CELULAR. Me levanté y me fui, el chico se veía triste e incómodo.  
¿Es así como nos vemos? ¿Tan ridículos parecemos? Esto me hizo pensar y darme cuenta de eso.
Por favor recapacitemos, no seamos obsesivos.

Un saludito...

Antares.

viernes, 10 de octubre de 2014

Confesiones de una Blogger

Es la primera vez que hago  esto, creo que va a ser interesante. Mis motivos son simples y concretos: ¡Necesito descargarme emocionalmente!
            Comencemos... hoy voy a hablar de los padres. Esos que te sobreprotegen, que te sobrecargan de cosas y te presionan hasta no poder más. Por lo menos en mi caso es así.
            Muchas veces creemos odiarlos, creemos que nos los soportamos más, queremos irnos y no volver mas. Pero habría que detenerse a pensar más en todo lo que nos dan, en todo lo que sienten por nosotros.
            Obviamente todos los padres son diferentes, todos tienen sus propias reglas, sus propios métodos para enseñar, en síntesis, son todos completamente diferentes.
            Les voy a contar una historia, un momento en mi casa. Voy a llamar a los personajes “Padre 1”, “Annie”

Padre 1: - ¡Te dije que no estés con esa porquería hasta esta hora de la noche! (quiero aclarar que esta hablando de la tablet)
Annie: - Pero si solo estoy leyendo
Padre 1: - ¡No me mientas! ¡Ya se que estas chateando con tus amigas!
Annie: - Desbloquéala y te vas a dar cuenta de que SOLO ESTOY LEYENDO (en ese momento mi paciencia empezó a escasear)
Padre 1: - A mí no me hablas así, soy tu papá y exijo más respeto
Annie: - Pero intento decirte las cosas, ¡nada mas!
(Padre 1 se va dejándome sola, enojada, sin poder dormir y con la intriga de saber que pasa)

Así es como se debieron dar cuenta de que mi papá me tiene poca confianza. Pero tengo una duda: ¿Quiénes me educaron? Claro, ellos. Si se tuvieran algo mas de confianza a sí mismos se darían cuenta de que, dentro de todo, soy una buena hija. Cuando confíen en ellos, van a poder confiar en mí.
            No entiendo, tengo buenas calificaciones, ayudo en mi casa, no salgo tanto, respeto sus normas y ellos no pueden darme algo de libertad DENTRO DE MI PROPIA CASA.
            Pero, al fin y al cabo, son mis padres, son los que me dieron la vida, y mientras viva bajo su techo tengo que seguir sus caprichos.
            Vamos Annie, creo que deberías dejar de quejarte, conseguir un trabajo y conseguirte un alquiler.

            Creo que tengo que hacerle caso a mi querida, e irritante, conciencia. Pero por lo pronto a conseguir mas paciencia que la mía no es ilimitada.

Antares